Mi movilidad Erasmus+ para estudios en Cracovia (Polonia): Rosa María Company, ESADA

Rosa María Navarro, alumna del 3er. curso de Diseño de Interiores en ESADA

Movilidad Erasmus+ para estudios en JAN MATEJKO ACADEMY OF FINE ARTS IN KRAKOW en Cravovia (Polonia) desde febrero a junio de 2024.

Hace mucho tiempo que tenía claro que quería irme de Erasmus, y puedo afirmar que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Es una oportunidad única que hay que aprovechar, porque es inolvidable.

Elegí Cracovia por recomendación de mis amigos que habían estado previamente de Erasmus, además de que nunca había estado en el país y me pareció una buena oportunidad para conocerlo. Los trámites previos a llegar ahí fueron bastante sencillos.

En cuanto al alojamiento, decidí irme a la residencia de Livinnx, y ha sido la mejor decisión que pude haber tomado. En Polonia es muy recomendable irse a residencia ya que hay muchas y es muy fácil conocer a gente. De hecho, mi proceso de adaptación fue muy fácil y rápido. Solo en la residencia éramos 90 españoles y éramos como una familia; aún me sorprende lo bien que nos llevábamos siendo un grupo tan grande. Allí conocí a los que fueron mis mejores amigos durante el Erasmus y para toda la vida.

En cuanto a la ciudad de Cracovia, esta es de tamaño medio y hay muchos estudiantes, tanto polacos como de Erasmus que estudian allí. Puedes llegar andando o en transporte público a todos lados muy fácilmente, además de ser una ciudad más económica. También es muy limpia y segura, siempre hay un montón de planes por hacer y mucha vida.

En cuanto a la fiesta, allí puedes salir todos los días de la semana; nosotros salíamos casi siempre. Además, hay muchos sitios diferentes donde salir, tanto de reggaetón, internacionales, techno…

Otro aspecto muy importante de Cracovia es que está ubicada en el centro de Europa y está muy bien comunicada. Gracias a esto, he viajado un montón. En cuatro meses he visitado Budapest, Praga, Croacia, Bulgaria, el sur de Italia, Berlín y Eslovaquia; además de gran parte de Polonia.

En cuanto a la universidad, tuve la suerte de coincidir con una chica de mi misma residencia que había estado allí el primer cuatrimestre y me ayudó con el tema de las asignaturas. Es verdad que la administración es un poco lenta, ya que se trata de una universidad muy grande con varias facultades. Había un edificio entero dedicado únicamente al diseño de interiores. Tardé un par de semanas en escoger finalmente las asignaturas y cuadrar horarios, pero no hay por qué agobiarse porque te dan mucha flexibilidad por ser de Erasmus.

Cabe decir que la universidad es de bellas artes, así que el objetivo de los proyectos es más conceptual que técnico. El funcionamiento de las asignaturas era por proyectos, aunque diferente a ESADA. Teníamos una entrega de cada asignatura al final del cuatrimestre. En ese aspecto aprendí a organizarme mejor, ya que llevaba 6 proyectos diferentes a la vez. Las clases para los estudiantes de Erasmus funcionaban como tutorías; íbamos una vez terminada la clase, ya que se impartían en polaco. En estas tutorías le enseñábamos al profesor lo que habíamos avanzado de proyecto durante la semana y este nos corregía; todos ellos hablaban muy bien inglés. También es verdad que los profesores eran muy flexibles, no teníamos tantas horas de clase y la carga era bastante más llevadera que en ESADA.

Gracias al Erasmus he aprendido muchas cosas diferentes. Es verdad que la universidad no es lo más importante, pero el salir de la zona de confort te hace crecer de forma exponencial. La vida Erasmus es muy intensa, como una montaña rusa; en cuatro meses he vivido una cantidad de cosas innumerables, tanto buenas como malas. Para mí, lo más importante ha sido aprender a fluir. Siempre decía “fluye y vive”, porque en el Erasmus puedes hacer lo que te apetezca sin sentirte juzgada. Aprendes a valorar cada momento y te das cuenta de la gente que te aporta y la que no.

He conocido muchos lugares diferentes, he aprendido a desenvolverme sola en múltiples situaciones, a ser más independiente, a organizarme mejor, a no sobrepensar y a aprovechar cada momento. Aunque es verdad que no todo es un camino de rosas y muchas veces tienes ganas de irte o simplemente llorar, de todo se aprende y te das cuenta de que nada es para tanto.

Aún no puedo creer que esta experiencia haya terminado ya. Me siento muy afortunada por todo lo que he vivido, lo feliz que he sido y la gente increíble que he conocido. Porque el Erasmus tiene una fecha de inicio y una fecha de fin y eso es lo que hace que sea tan intenso y que en cuatro meses haya vivido tantos momentos.