Mi movilidad Erasmus+ para prácticas curriculares en Múnich: Marta Terrón, ESADA
Marta Terrón, alumna de 4º curso de Diseño de Interiores en ESADA
Movilidad Erasmus+ para prácticas curriculares en la empresa OLIV ARCHITEKTEN en Múnich (Alemania) desde febrero a mayo de 2024.
Recuerdo el miedo e inseguridad que sentía el primer día antes de entrar por la puerta de la oficina.
Realizar las prácticas externas en Alemania ha tenido tanto aspectos positivos como negativos. Empezando por la parte menos agradable, venía de terminar el último cuatrimestre en la escuela muy agotada mentalmente, y además no estaba en mi mejor momento a nivel personal. Sin embargo, no podía permitirme pasar esta oportunidad.
Reconozco con orgullo que las semanas previas al viaje fueron de mucha preparación personal, aceptación y meditación. Por lo general soy muy emocional, y sabía que iba a pasarlo un poco mal por el mero hecho de estar tan lejos de mi familia y amigos. Era un cambio muy repentino durante cuatro meses, por lo que me preparé mentalmente, consciente de todo lo que podría salir mal, bien o regular.
Creo que el hecho de ir con esa perspectiva ha hecho que absolutamente todo haya salido genial. Sin expectativas, objetivos, pensamientos ni prejuicios.
En Alemania, me he dado cuenta de la gran cultura artística existente en dicho país, y también del gran potencial que tenemos en España pero que no es reconocido, valorado, expresado ni representado.
En Oliv, he sido consciente de lo mucho que aún tengo que aprender. He llegado a conocer mi objetivo y a lo que realmente quiero dedicarme. He sabido apreciar la gran diferencia entre ser arquitecta y ser interiorista. He visto las grandes ventajas de trabajar en un equipo competente pero cerrado y comprometido consigo mismo. Todos los proyectos eran de todos; los consejos, charlas, sugerencias y críticas constructivas fluían libremente. Es muy gratificante observar cómo todos se apoyan mutuamente y cómo, al final, salen proyectos tan excelentes gracias a esas relaciones tan cercanas. Al fin y al cabo, el equipo y la oficina son una sola persona, y no hay competencia una vez dentro.
Me he sentido insegura en muchos aspectos, pero he aprendido a calmar ese sentimiento pensando que es normal. Al no tener experiencia y haber terminado recientemente mis estudios académicos, no puedo pretender saber tanto como mis compañeros. Y está bien. Pero, al igual que veía esa cara de la moneda en la oficina, en otros aspectos, he aprendido a valorarme a mí misma, mi constancia, mi esfuerzo, mi amor por la arquitectura y el diseño, y a sentirme orgullosa de haberme formado en algo que verdaderamente me apasiona, y de valorar mi trabajo y mis conocimientos. He aprendido a reconocer que, al igual que yo no sabía muchas cosas que ellos manejaban o programas que ellos dominaban, ellos también se sorprendían de las presentaciones de mis proyectos, mis planos, nuestro proceso creativo de diseño, mis dibujos o bocetos, y de todos los programas que manejo. Son diferentes a los suyos, pero igual de válidos.
Salí por esa puerta con la seguridad de que volveré. El idioma alemán no será un problema futuro, el conocimiento tampoco, y los compañeros menos. Me siento muy orgullosa de haberme integrado con todos los tipos de personalidades que hay en la oficina, con su forma tan estructurada de trabajar, su comunicación y, sobre todo, de que se hayan interesado en un perfil que nunca antes habían tenido. Esa respuesta me dice que algo habré hecho bien, y eso es lo que me llevo.