Diseño de producto, artesanía y la evolución del botijo
Al estudiar diseño de producto, nos damos cuenta de lo ligado que se encuentra a la artesanía en algunas de sus ramas. Un ejemplo de ello lo encontramos en el botijo, un utensilio nacido para ayudar a los trabajadores del campo, que a día de hoy se ha reinventado con nuevos usos y formas.
El botijo: de artilugio de campo a pieza de coleccionista
El botijo es un recipiente de barro utilizado principalmente por los trabajadores agrícolas debido a su capacidad para mantener el agua fría aun cuando el sol les da de manera directa. Gracias a esta cualidad, los trabajadores del campo podían aguantar altas temperaturas mientras se mantenían hidratados.
Hoy en día, nos es difícil imaginar a esas personas llevando consigo el botijo a sus labores, sin pensar antes en utilizar alguna pequeña nevera o incluso botellas de plástico. Con estos nuevos utensilios, la utilidad del botijo se quedó obsoleta, encontrándose solo en las casas de algún pequeño pueblo rural o en la vivienda de algún amante de la artesanía. Con ello, podríamos pensar que el valor de los productos artesanos está en declive, pero, como nos cuentan en este articulo de El País, muchos artistas y artesanos han reinventado la fórmula para sacar todo el partido posible al botijo.
Uno de los ejemplos que nos encontramos de este rediseño de botijo, es la colección de Coco Dávez, una artista que, en 2019, quiso trasladar la memoria de los veranos de su infancia al arte y lo hizo mediante esta pieza artesana. Esta colección contaba con 30 botijos elaborados por la Alfarería La Navá, que posteriormente fueron pintadas por la artista.
Las nuevas funciones del botijo
En la actualidad, el diseño de producto y la artesanía han conseguido reinventar los usos del botijo gracias al estudio de sus propiedades de sudoración y conservación del agua fría. Un caso de ello lo vemos de manos de Iván Ros con su botijo cubitera, el cual logra mantener fríos los cubitos para que tarden más en derretirse y, por lo tanto, mantengan las bebidas frías por más tiempo.
Nuestros estudiantes de diseño de producto tampoco se quedan atrás en este campo. En segundo curso, se les plantea el reto de rediseñar un botijo en tres meses y los resultados son realmente sorprendentes. Juanra Sola, diseñador de producto y antiguo estudiante de ESADA, rediseñó la forma de la pieza, creando así un resultado abstracto, que incluía una nueva caracteristica: al ser hueco, el aire que pasara a través de él se refrescaría. Con esta nueva cualidad, colocar el botijo delante de una ventana abierta lograría enfriar el aire que entra a la habitación.
Por otro lado, tenemos el proyecto conjunto de Luca Corallo y Patrick Uribe: Oasis. En este proyecto el botijo cambia radicalmente. Aprovechando su sudoración, y añadiéndole una vela para potenciarla, se ha creado un humidificador. Con este producto, que tiene un acabado como pieza decorativa, se consigue una atmósfera relajante que podrás personalizar con velas de diferentes aromas.