El binomio caballo-humano es milenario y la elección de este animal como compañero de trabajos y vida no es casual. Este animal destaca por su inteligencia y sensibilidad al tiempo que, por su fuerza y agilidad, a pesar de su gran tamaño.
Esta investigación toma a este binomio como protagonista y plantea la creación de un centro ecuestre en el que se enseñe tanto la equitación como la forma de vida con los caballos.
Se escoge como emplazamiento la Azucarera de San Isidro, ubicada en el límite entre la Vega y la ciudad de Granada. Un complejo arquitectónico, Bien de Interés Cultural, con una superficie interior de más de 4000 m2 distribuidos en diferentes conjuntos de naves.
La estrategia de actuación y rehabilitación consiste en introducir elementos ligeros que alberguen los usos necesarios y que no esté en contacto con la arquitectura existente. A nivel estético, se propone una gama de formas y colores que se diferencian en la construcción primera evitando falsos históricos.
El concepto con el que se trabaja es la dinámica del movimiento del caballo. La geometría corporal del animal destaca por las curvas. Además, sus movimientos, la forma de mover las orejas, de girar, de saltar o el trazado de un recorrido de salto, tienen como elemento común la curva. Esto se utiliza para diseñar cinco estructuras redondeadas, a partir de las cuales se generan todos los espacios necesarios para el desarrollo de la actividad. Esto trae como consecuencia una mejora del bienestar animal y la limpieza.
En suma, Dinámico pone las miras en el bienestar animal y crea espacios seguros que van más allá de lo que a día de hoy se concibe para un centro ecuestre.